Si buscas ayudar a revertir el impacto del cambio climático y evitar la escasez del agua, entonces la dieta flexitariana es para ti. Te contamos todo.
El cambio climático, el aumento de la temperatura y la escasez del agua, podría revertirse con algunos importantes cambios en nuestros hábitos, sobre todo en nuestra alimentación.
Un estudio liderado por Marco Springmann, investigador de la Universidad de Oxford, encontró que los efectos del cambio climático se podrían revertir si todos adoptáramos un estilo de vida más orgánico, acompañado de una dieta flexitariana.
La dieta flexitariana consiste en consumir alimentos basados en su mayoría por plantas, comer ocasionalmente arroz y muy pocos, casi nulos, productos de origen animal.
Entre las especificaciones de la dieta se señala que: quienes acostumbran a consumir alimentos de origen animal, solo podrían hacerlo una vez a la semana. También se recomienda aumentar la ingesta diaria de semillas, nueces, legumbres, frutas y verduras.
De acuerdo con Springmann, esta dieta permitiría mejorar los procesos en la ganadería al no consumir agua en exceso. De esta manera podríamos evitar los gases de efecto invernadero que genera este sector.
El sugerir una dieta flexitariana es una oportunidad para que más personas la sigan sin sentir que cambian radicalmente su estilo de vida.
“Podemos adoptar una variedad de dietas saludables. Pero lo que todas tienen en común, de acuerdo a la evidencia científica, es que se basan fundamentalmente en alimentos provenientes de plantas“.
“Puedes adoptar desde una dieta con pequeñas cantidades de productos animales, que algunos llaman mediterránea, a otra dieta vegetariana o vegana. Nosotros preferimos centrarnos en la dieta menos radical, la flexitariana“.
Aunque claro, lo mejor sería adoptar una dieta vegana, libre de alimentos de origen animal.
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Cambios en los hábitos para ayudar al planeta
Además de la sugerencia en la dieta flexitariana, Marco Springmann habló sobre algunos otros cambios que se deben realizar en el sector agrícola.
Por ejemplo, disminuir los cultivos en los que se invierte gran cantidad de agua y fertilizantes. Y darles prioridad a aquellos con mayor impacto para la salud.
“En el pasado hubo mucha inversión en granos como maíz, pero ahora debemos trasladar parte de esos recursos a otros cultivos más necesarios“.
“También estudiamos cómo aumentar la eficiencia en el uso del agua y reciclar fertilizantes que acaban en los ríos y luego causan zonas muertas (sin oxígeno) en los océanos”.
Estos cambios en los hábitos alimenticios y en los sectores de la agricultura y ganadería podrían ser una gran oportunidad para ayudar a la recuperación del planeta y tratar el grave problema del agua.
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