Un caracol peludo dentro de una pieza de ámbar de 99 millones de años abre el debate entre los científicos, para determinar el origen de estos moluscos terrestres.
Para la comunidad científica este hallazgo puede arrojar muchas respuestas sobre el desarrollo evolutivo de las especies de moluscos gasterópodos. El caracol peludo fue descubierto en una pieza de ámbar de aproximadamente 99 millones de años.
Según el estudio, dirigido por el doctor Jean-Michel Bichain, del Museo de Historia Natural y Etnografía en Colmar, Francia, confirma que la presencia de pelos en estos moluscos pudo darles a los moluscos una ventaja selectiva en su evolución.
¿Cuál es el origen del caracol peludo?
El caracol peludo o Archaeocyclotus brevivillosus en latín se encontraba fosilizado en una pieza de ámbar que proviene del Cretácico en el valle de Hukawng en Birmania, donde se recolectó en 2017. Mide 26,5 milímetros de largo, 21 de ancho y nueve de alto. Y el margen exterior del caparazón está revestido con pelos cortos que se agrupan alrededor de la apertura.
El caparazón está rodeado de finos pelos que miden de 150 a 200 micrómetros de largo. Para lograr verlos utilizaron una microtomografía computarizada de rayos X 3D.
Y de acuerdo con la investigación este caracol peludo es la sexta especie Cyclophoridae de caparazón peludo. El cual se identifia como un grupo de caracoles terrestres tropicales encontrados hasta ahora incrustados en una pieza de ámbar mesozoico. Esta pieza data de unos 99 millones de años.
¿Para qué sirven los pelos en el caparazón?
También indicaron que no es raro que el caparazón de los caracoles terrestres fósiles esté adornado con crestas, pelos, nódulos o pliegues. Sin embargo, en el caso del caracol peludo, los pelos podrían mejorar la capacidad de los animales para adherirse mejor a los tallos o a las hojas de las plantas. Incluso podrían regular la temperatura del caracol o protegerlo del suelo altamente ácido o de la hojarasca del antiguo suelo del bosque tropical.
Por eso es que los científicos creen que este hallazgo ha sido fundamental para entender cómo han sobrevivido durante siglos estos curiosos moluscos terrestres. ¡Increíble, ¿no?!
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