Si uno de tus propósitos es cosechar tu propia comida, empieza por algo muy sencillo: cultivar lechugas en la comodidad de tu casa. Además es sano y barato.
Los meses de encierro debido a la pandemia hicieron que adquiriéramos nuevas habilidades e, incluso, intereses que nunca habríamos imaginado, como pintar, hacer yoga con tutoriales o preocuparnos más por nuestra alimentación y el origen de los productos que consumimos.
Si esto último también te inquieta, tenemos una gran opción para ti: cosechar tus propios alimentos en la comodidad de tu hogar.
Y para que empieces con un producto básico y muy sencillo de sembrar y hacer crecer, te mostramos cómo cultivar lechugas en casa.
Cultivar lechuga en agua, la mejor opción
Una forma muy simple de cultivar las lechugas que más nos gustan en casa, es poniendo en agua las bases hasta que broten nuevas hojas.
Lo único que debes hacer es comprar una lechuga, la que prefieras, y después cortar la base de la misma; es decir, quitar las hojas con un cuchillo y dejar solo la parte inferior y dura de la lechuga.
Después, en un recipiente grande coloca la base y vierte agua hasta que cubra la mitad. Permite que le dé un poco el sol a través de una ventana y cuando empiecen a brotar nuevas hojas, es momento de plantarla en una maceta.
Elije una maceta grande, tierra preparada y siembra tu lechuga. Riégala cada vez que la tierra esté seca y en el lapso de unas semanas disfrutarás de tu lechuga.
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Para cultivar la lechuga en tierra
Esta forma nos permite obtener lechugas desde cero, por lo que se necesitan semillas, semilleros, macetas, tierra con abono orgánico, agua y mucho, mucho cariño y paciencia.
Lo primero que debemos hacer es colocar la tierra con abono orgánico en la semillera. La tierra no debe estar compactada, sino un poco suelta, para que la planta pueda nacer.
Ahora, con ayuda de tu dedo, crea varios orificios de 1 centímetro de profundidad y coloca las semillas de lechuga. Riega constantemente para que la semilla brote.
Días después de que aparezcan los primeros brotes, es momento de traspasarla a semilleros individuales para que la planta siga creciendo y no compita con los otros retoños por agua o nutrientes.
Si no tienes semilleros individuales, puedes utilizar botellas pequeñas de agua (de preferencia de vidrio) e, incluso, envases limpios de yogur.
Dos semanas después, llegará la ocasión para que nuestra lechuga ocupe una maceta. Así que coloca tierra con abono orgánico y traspasa tu lechuga.
Sigue hidratando y en unos días te darás cuenta que te habrás convertido en un experto en cosechar lechuga.
Lo ves, es muy sencillo tener nuestras primeras plantas comestibles y orgánicas en casa. ¡Inténtalo!
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