Aunque la vida nos abruma muchas veces, es importante recordar que no somos nuestros pensamientos. Así podremos tener siempre las cosas bajo control.
Tu mente produce continuamente palabras, oraciones, historias, imágenes, recuerdos, comentarios, juicios y predicciones. El miedo puede ser poderoso, la vulnerabilidad es dura y el dolor puede ser debilitante. Por eso, es importante entender que no somos nuestros pensamientos y que a la mente la controlamos nosotros.
Los seres humanos no percibimos la realidad tal y como es de forma objetiva, sino que la observamos a través de un filtro cargado de subjetividad y matices, que es único y depende de cada persona. Esto va a influir en nuestro estado emocional, ya que según lo que percibamos de esta realidad nos sentiremos de una manera u otra.
Tu mente crea palabras, oraciones, historias y escenarios futuros durante todo el día. Es fácil que pienses que toda actividad de pensamientos es tu realidad. Pero lo que tu mente dice no es la realidad completa.
Desde esta perspectiva, no somos nuestros pensamientos. Son simplemente experiencias que tienes. Tus pensamientos son una parte de ti, pero no la suma de ti. Y tener esta perspectiva te da mucha libertad para hacer cosas nuevas.
No somos nuestros pensamientos: te decimos por qué
Vamos a ilustrar esto con un ejemplo: imagina un cuadro colgado en la sala de tu casa. Objetivamente, es la presentación de un bosque. Sin embargo, la interpretación que de ese cuadro se haga va a depender de la persona que lo mire, de cómo se sienta en ese momento, de si le gusta el arte o no, de si ha viajado o le gusta viajar, etc.
De esta forma, ese bosque para algunos podrá ser un paisaje feliz, para otros un paisaje melancólico. O quizás para unos sea demasiado aburrido y no les evoque absolutamente nada.
Una cosa es lo real y otra la interpretación que hacemos de lo real. Estos matices que le agrega nuestra mente son fundamentales para crear “nuestra realidad”. Pero eso no significa que esta maraña de ideas y pensamientos cambie las pinceladas del cuadro, ¿verdad?
Este ejemplo puede ser muy útil para recordarnos que no somos nuestros pensamientos. Y así como nuestra mente es capaz de crear escenarios muy catastróficos, puede crear otros muy agradables. Y sin embargo, ni unos ni otros serán reales ni nos definirán como personas.
Es importante que observemos nuestros pensamientos, que no intentemos reprimirlos. Hay que imaginar que estamos flotando por encima de nosotros mismos e imaginar que nos observamos desde arriba. Necesitamos tomar distancia de esos pensamientos, siempre.
Consejos para calmar nuestra mente
En la columna semanal de la revista Psychology Today, titulada Stop Avoiding Stuff, varios especialistas recomiendan una serie de ejercicios para tomar conciencia sobre la diferencia entre nuestra mente y nuestra realidad. Un sutil recordatorio de que no somos nuestros pensamientos.
De esa serie de ejercicios, rescatamos un ejercicio que nos parece bastante útil y sencillo para comenzar. Si quieres hacer el resto de ejercicios, puedes consultarlos aquí.
- Ok, comencemos. Establece un temporizador y observa cualquier cosa que llame tu atención alrededor de ti. Cuando se apague el temporizador, detente un momento y observa lo que has estado pensando.
- Al hacer esto, imagínate a ti mismo observando los pensamientos como si estuvieran a distancia. No intentes cambiarlos; no intentes hacerlos desaparecer. Vigílalos. Nota la diferencia entre lo que estabas viendo y lo que estabas pensando.
- ¿Qué pensabas mientras observabas? ¿Pensabas exactamente en lo mismo que estabas viendo? Seguramente no. Lo que ves y lo que piensas no siempre es lo mismo. O dicho de otra forma: lo que piensas no es precisamente lo que está en el mundo real.
- Esto te ayudará a recordar, nuevamente, que no somos nuestros pensamientos.
Por supuesto, esto requiere práctica. Así que no te rindas si al principio te es un poco complicado. A medida que avances en esta diferenciación entre realidad y pensamientos, enfrentarás de mejor forma tus miedos y construirás una vida más valiosa.
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