La COP26 en Glasgow arrancó y parece ser que sus argumentos están en la cuerda floja. Cuidar el medio ambiente es responsabilidad de las grandes potencias.
Ha comenzado en Glasgow (Reino Unido) la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y los planes para salvar al mundo de nosotros mismos, ¡siguen siendo muy lejanos!
El objetivo es muy claro, pero las estrategias para lograrlo no. Por lo que tendrán que ser nuevamente revisadas en este evento organizado por el Reino Unido en colaboración con Italia, el cual tendrá lugar hasta el 12 de noviembre en el Scottish Event Campus.
La mayoría de las cartas -en forma de planes de recorte de gases de efecto invernadero de aquí a 2030- siguen a la alza. Y los planes de los gobiernos no trazan una senda de reducción inmediata, para esta década, como piden los expertos. Y como lo demanda el planeta.
“Todos somos conscientes de las alertas científicas, pero los cambios de hábitos, los cambios estructurales, no se dan de la noche del domingo a la mañana del lunes”, expresa la economista costarricense Christiana Figueres, sobre el desacople que hay entre la rotundidad de las alertas sobre el calentamiento y la lentitud de los Estados a la hora de lanzar el cambio de rumbo.
De la Cumbre de Glasgow podría salir un nuevo llamado a los países a elevar otra vez sus objetivos, algo contemplado ya en el Acuerdo de París.
¿Qué es el Acuerdo de París y cuál es su objetivo?
El Acuerdo de París establece un marco global para evitar un cambio climático peligroso manteniendo el calentamiento global muy por debajo de los 2ºC. Y prosiguiendo los esfuerzos para limitarlo a 1.5ºC.
El 22 de abril de 2016, Día de la Tierra, 175 partes firmaron el Acuerdo en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Al día de hoy, esa cifra se ha elevado a 195, pero el camino no ha sido ni mucho menos sencillo, ya que el participante clave, Estados Unidos, retiró su firma bajo el mandato del Presidente Trump.
¿Qué pasa con el cambio climático 2021?
Este año indicaron en Glasgow que se observaron fenómenos metereológicos y climáticos extremos de efectos devastadores. El calor extremo excepcional en América del Norte y las crecidas en Europa Occidental fueron señales inequívocas del cambio climático causado por las actividades humanas.
Entonces, ¿qué hace falta para que estas cumbres mundiales generen lo necesario para que los gobiernos internacionales actúen ya? Eso está por verse.
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