“El cuerpo humano funciona muy parecido al planeta”: el doctor Francisco Suárez Hernández nos muestra una analogía de cómo cuidar la salud de ambos organismos vitales.
Nuestro planeta tiene dos pulmones: uno es azul que son los mares, lagos y ríos, y el otro es verde, toda aquella naturaleza, árboles y vegetación de la que consta nuestra casa. Tristemente hoy en día están en niveles alarmantes de mala salud. Y con esta misma analogía, mi pregunta es: ¿Qué tan bien cuidas tu salud, y por ende tu casa?
En esta línea ya tenemos un diagnóstico de un planeta enfermo, con una tendencia de calentamiento global y descongelamiento de polos, provocado por décadas de malas prácticas, hechas por un virus muy infeccioso: el humano.
El cuerpo humano es como el planeta
Siguiendo con esta idea, si tu médico te llega a dar un diagnóstico de enfermedad grave pero tratable, con cambios importantes en tu estilo de vida, ¿seguirías las recomendaciones? Me queda claro que entrar en un régimen de dieta saludable y ejercicio después de años con ciertos hábitos no es nada sencillo. Sin embargo, son vitales, pues con estos cambios le podrías inyectar años e inclusive décadas de vida adicional y con mayor calidad.
Tenemos tanto en común, el cuerpo humano se parece mucho al lugar en donde lo habita. Como un ejemplo podemos decir que ambos están compuestos en su mayoría por agua y el planeta consta alrededor del 71% de esta. Mientras que el cuerpo humano tiene un 60% aproximadamente.
Para efectos prácticos y remontar la historia de nuestro planeta implicando al cuerpo humano como un ecosistema, si nos ubicamos, a finales del siglo XIX, cuando el zoólogo Ernst Haeckel utilizó la palabra ökologie (del griego oikos, que significa hogar), que es lo que hoy conocemos como ecología. Pasaron años y décadas de la revolución industrial junto con el uso intensivo de combustibles fósiles. Esto nos llevó al movimiento de buscar revertir la tendencia en la degradación ambiental, cambio climático y lo que hoy ya conocemos como los esfuerzos en cambiar prácticas de la actividad humana.
Precisamente regresando al ejemplo de cambios de estilo de vida saludable, ¡es lo mismo! Solo que debe ser un esfuerzo macro, es decir de toda la humanidad, donde justo nuestra huella total nos tiene en esta encrucijada insostenible.
Nuestra Tierra sufre daños graves
Si empezamos a ver los síntomas de la salud que ha tenido la tierra solo en 200 años, la temperatura promedio de la superficie del planeta ha aumentado más de 2 grados. El nivel del mar más de 20 centímetros y la acidez de las aguas superficiales del océano en alrededor de un 30%. Por otro lado, en realmente pocos años, el grosor del hielo del Ártico se ha reducido en un 40%, y las tormentas, huracanes, inundaciones y sequías se han vuelto prácticas de adaptación humana que no pueden ser nuestra nueva normalidad.
Si seguimos con puntos en común entre el cuerpo humano y el planeta tierra, tenemos las venas y arterías, que son nuestro sistema circulatorio de sangre que nos mantiene vivos; los ríos y arroyos son lo mismo: vehículos clave para la movilidad del agua. Al final en el cuerpo humano tenemos sistemas conectados. Por decir algunos: está el respiratorio, digestivo y nervioso, mientras que el planeta requiere de la misma conexión y balance con sus sistemas de aire, tierra y agua.
Continuando con similitudes, la tierra alberga más de 8 millones de especies, y a nivel de un cuerpo humano también miles de células externas. Tomando en cuenta datos científicos, que me impactaron en los altos porcentajes de las células del cuerpo que no son humanas, considerando que en nuestro cuerpo hay muchísimos seres vivos.
La importancia de la microbiota en el cuerpo humano
El cuerpo humano posee inmensidad de microorganismos o “microbiota”. En nuestros organismos hay microbiota en diferentes partes como: el aparato digestivo, la piel, la cavidad oral, los ojos, el aparato urinario. En resumen, tenemos microbiota a lo largo de todo el cuerpo humano. Es vital cuidar el balance y vivir en armonía entre los mismos elementos de los que está hecho tanto el cuerpo humano como el planeta tierra.
Podría seguir enlistando decenas de maneras en la que se conectan, alinean y dependen el cuerpo humano y la tierra. Pero creo que el mensaje está claro: debemos de cuidar el planeta tierra con el mismo nivel de importancia que nuestro cuerpo. Dejemos claro que las emisiones que generamos es lo que respiramos, los mantos acuíferos y su salud es el agua que tomamos. De donde se nutren nuestros sectores agrícolas y alimentos van de la mano con la calidad de la tierra donde cosechamos.
Para cerrar, quisiera decir que somos tan parecidos y codependientes que es fundamental cuidar del planeta con el mismo nivel de prioridad y respeto que llegamos a poner en la actividad humana e individual. Ya no podemos permitir seguir nuestro día a día con esta gran desconexión cuando somos inquilinos del mismo planeta tierra.
Y más nos vale cuidarlo o la renta será imposible de cubrir para las generaciones ya inmediatas en los siguientes 20 o 30 años. Recordemos: somos producto de nuestro entorno y va de la mano la calidad de nuestro hábitat con nuestro tiempo en ella.
Sobre el autor:
El Dr. Francisco Suárez Hernández es Director de Asuntos Corporativos de FEMSA Negocios Estratégicos y Ex Presidente del Consejo del World Environment Center. Francisco es un apasionado de la sostenibilidad y fue el primer Latino en ser Presidente del Centro Mundial del Medio Ambiente 2015-2018 (WEC). En 2020, la junta directiva de WEC votó por unanimidad para elegirlo Director Emérito, en reconocimiento a sus muchos años de servicio dedicado. En el año 2020 fue reconocido como uno de los 100 Latinos más influyentes ante la crisis climática por la Organización Sachamama.
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