Algunas ciudades del mundo comienzan a adoptar procesos innovadores para transformar restos de comida y basura en energía para distintos servicios urbanos.
Ante esta situación, algunas ciudades del mundo comienzan a adoptar procesos innovadores para transformar restos de comida y basura en energía para distintos servicios urbanos.
Los Ángeles, California
En esta ciudad estadounidense se ha comenzado a utilizar una antigua infraestructura de tratamiento de aguas para desarrollar un proceso anaeróbico. Este sistema utiliza bacterias para descomponer los compuestos orgánicos en un espacio libre de oxígeno. Al día, la planta puede procesar alrededor de 165 toneladas de desperdicios, lo que se transforma en 2 mil 500 galones de biogás. El resultado, que puede sustituir la quema de carbón, también puede servir para vehículos alimentados por gas natural.
Adís Abeba, Etiopía
Creada por el emprendedor Samuel Alemayehu, en colaboración con el gobierno y distintos consorcios internacionales, la planta The Reppie está diseñada para convertir diariamente más de 1,400 toneladas de desperdicio en energía para la ciudad. El proceso de incineración, que se ciñe a los estándares de emisiones de la Unión Europea, tiene el potencial de convertir en energía más del 80% de todo el desperdicio de esta ciudad africana, poco más del 30% del requerimiento.
La planta quema la basura a una temperatura de hasta 1,800 grados Celsius y la convierte en 185 millones de kW horas de electricidad por año. Con esto, la ciudad comienza a resolver los graves problemas ambientales y de salud derivados de su antiguo relleno sanitario, un espacio que solía abarcar el equivalente a 36 campos de fútbol.
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Southington, Connecticut
En esta ciudad del norte de Estados Unidos se producen casi 12 mil metros cúbicos de biogás, utilizando un proceso similar al de digestión anaeróbica de Los Ángeles. Este desperdicio orgánico transformado es suficiente para proveer de energía a cerca de 780 hogares.
Linköping, Suecia
En una enorme planta operada por Tekniska Verken, más de 100 mil toneladas de desperdicio de todo el país son transformadas en electricidad, calor y biogas. Este combustible es utilizado para llenar los tanques de más de 200 autobuses en el condado, además de flotas enteras de camiones recolectores de basura. La energía y el calor producidos son suficientes para alimentar 1.2 millones de apartamentos y más de 680 mil hogares. Además de ser un método con bajas emisiones de carbono, el sistema aprovecha el 90% de la energía generada y transforma un 49% del total de los desperdicios del país ¡el otro 50% se recicla!