Además de las emisiones de gases de efecto invernadero y el maltrato animal, las granjas industriales contribuyen a la resistencia antibiótica.
Bien, esto es completamente cierto, pero también existe otro gran factor detrás de la resistencia antibiótica: las granjas industriales.
Grandes emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera e innumerables registros de maltrato animal no son los únicos problemas de las granjas industriales. Según datos de la FDA (Food and Drug Administration), tan sólo en Estados Unidos se vendieron este año más de 11 mil toneladas de antibióticos a esta industria.
¿La razón? La malas condiciones de higiene y el cuidado deficiente a la salud de los animales deriva en un sinnúmero de enfermedades que podrían afectar la producción de carne en estas granjas. Para prevenir alguna infección que pudiera propagarse fácilmente y representara grandes pérdidas para la industria, los animales reciben tratamientos antibióticos aún cuando no es requerido.
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Aunque estos medicamentos matan algunas bacterias en los animales, éstas desarrollan una gran resistencia antibiótica y, por lo tanto, sobreviven y se multiplican. Así, la carne y productos animales suelen contaminarse durante el sacrificio del animal y su procesamiento.
Además de reducir el consumo de carne para beneficiar tu salud y disminuir tu huella de carbono, la recomendación es que adquieras productos de granjas orgánicas. Existen distintos sellos que certifican a la carne o productos lácteos libres de antibióticos y hormonas. Esperen, ¿hormonas? Sí, pero esa es otra historia.
Con información de EcoWatch y One Green Planet