En una reciente entrevista a la Primera Dama de EU, Jill Biden reveló algunos secretos maritales para superar las adversidades en la familia.
Es cierto, en todas las familias “se cuecen habas” y eso no excluye a la pareja que habita la Casa Blanca, en Washington. Pero antes de compartirte el chisme completo (contado por la mismísima Primera Dama de Estados Unidos), te damos un contexto y un aprendizaje muy bueno, que vale la pena resaltar de Jill Biden.
La Primera Dama, Jill Biden, se casó por primera vez a los 18 años con el exjugador de futbol universitario Bill Stevenson, y tomó el nombre de Jill Stevenson, pues ambos se conocieron en la Universidad de Delaware y se enamoraron desde muy jóvenes. Eventualmente, la relación se derrumbó y ella se encontró divorciada y sin ingresos.
¿Cómo superar financieramente un divorcio?
Si bien superar la ruptura fue doloroso, también le enseñó una lección financiera que nunca olvidará.
“Sabía que nunca volvería a ponerme en esa posición y que tenía que obtener dinero a través de un acuerdo de divorcio”, dijo Jill Biden a la revista Harper’s Bazaar.
Asimismo, contó que rechazó la oferta de sus padres de irse a vivir con ellos después de esta dura situación. Así que ahorró suficiente dinero para alquilar una casa adosada de una habitación y terminó las clases que necesitaba para graduarse. Luego se convirtió en maestra y finalmente se casó con Joe Biden en 1977.
Jill Biden reveló cómo discute con su esposo
Su primer divorcio también le enseñó una lección crucial sobre la independencia, que transmitió a sus propios hijos y nietos.
Debido a la posición de la familia Biden, Jill reveló que arreglan sus problemas a través de mensajes de texto, práctica a la que llamaron “fexting”. Dijo que para evitar las discusiones frente a su “entourage” presidencial, o bien, sus agentes del Servicio Secreto, prefieren discutir vía fexting.
Finalmente, afirmó que cree en la institución que significa el matrimonio y que pese a todo lo que implica el ser la Primera Dama de Estados Unidos, encuentra paz en los primeros momentos del día, despertándose al amanecer para contemplar los terrenos de la Casa Blanca.
“Lo primero que hago es abrir las persianas y mirar hacia afuera. Eso me da vida”, concluyó.
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