Baño de inmersión: cómo hacer que una ducha te devuelva la paz interior

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Baño de inmersión: cómo hacer que una ducha te devuelva la paz interior

Spa en casa: te explicamos, paso a paso, cómo crear un baño de inmersión reparador. El objetivo es que te relajes y alivies dolores musculares.

¿Ganas de relajarte? ¡Toma un baño caliente! Según la revista New England Journal of Medicine, un baño de inmersión de apenas 30 minutos alcanza para reducir los niveles de azúcar de los pacientes diabéticos, ya que el calor dilata los vasos sanguíneos mejorando la circulación y el paso de la insulina.

Por otro lado, un estudio realizado en Japón ha demostrado que un corto baño de inmersión en agua caliente mejora la salud de las personas mayores, al tiempo que reduce el dolor de sus articulaciones y huesos. Y terapeutas como Suzi Grant —autora de 48 Hours to a Healthier Life— aseguran que, además de reducir el estrés y el insomnio, un baño tibio previene resfríos, mejora el sistema inmunitario y desintoxica el organismo. Así que ya ves: solo hay buenas razones para regalarte un baño de inmersión. A continuación, una guía para sacarle el máximo provecho a este ritual hedonista.

Hidroterapia hedonista

  • Prepara el ambiente. Es importante que la tina se encuentre limpia y tenga un buen tapón, pues la preocupación de que el agua se vaya por el drenaje no ayudará a relajarnos. Otra medida de seguridad es que no haya riesgo de caídas, sobre todo cuando el piso se moja. Búscate para eso un tapete mullido que haga juego con tu bata y pantuflas. Otro elemento esencial es una pequeña almohada para descansar la cabeza. Luego viene un tema tan vital como el líquido en el que te bañarás: el agua, que no tiene que estar a más de 33 grados centígrados, pues corres riesgo de que te baje la presión.
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  • Antes de entrar. Algunos recomiendan los baños de inmersión para tratar resfríos leves, pero si buscas desinflamar articulaciones o músculos, un truco viejo pero efectivo es frotar las partes doloridas con vinagre de manzana antes de meterte en la tina. En cuanto a qué ponerle al agua, puedes optar por espumas o geles de ducha. Para desinflamar músculos, elige sales de Epson o sal marina. Si te atraen los aromas, busca alguna que contenga lavanda, pues induce el sueño. Si tienes problemas para dormir, antes de meterte en la tina, apaga tus dispositivos electrónicos y prepara tu cama, así la transición entre la tina y el sueño se hace sin sobresaltos.

Ritual íntimo

  • Medidas de seguridad. Es importante que durante estos minutos que consagres a tu baño de inmersión, no salgas de la tina por ningún motivo —prohibido contestar el teléfono o enviar mensajes—. De lo contrario, corres riesgo de resbalarte, enfriar tu cuerpo. O romper esta armonía que has construido. Antes de meterte en la tina, comprueba que tienes a mano todo lo que necesitarás: un vaso de agua por si tienes sed, un libro si deseas leer… Una toalla para el rostro o una esponja vegetal si quieres exfoliar y masajear tu cuerpo. También es el momento de agrupar los cosméticos que planeas usar —gel o jabón, un desincrustante para la piel o algún aceite para el baño— y de tenerlos cerca.
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  • Ahora a disfrutar: una vez en el agua —métete lentamente—, apoya la cabeza en la almohada y cierra los ojos. Inspira y exhala suavemente mientras te dejas llevar por la música y bloqueas los pensamientos negativos. Es casi imposible “apagar” la mente, pero lo que puedes hacer es concentrarte en la respiración o en la música. No hay reglas: se trata de disfrutar a tu manera de este baño de inmersión. Una ceremonia tan íntima como terapéutica.

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